viernes, 30 de diciembre de 2011

No tengo deseos...

... para el año nuevo.

Así como lo cuento.

No sé si será este año en concreto o que lo pienso siempre (en este momento dudo), me importa tres pimientos que se termine el año. Y más cuando esta fecha tan "señalada" cae en fin de semana.

Osea, que hoy viernes estoy trabajando, o haciendo como que trabajo, mañana sábado saldré al bar de siempre, con la gente de siempre, me emborracharé como siempre y el domingo, o sea Año Nuevo me despertaré con un resacón de caballo y sin recordar la mitad de la noche. Me miraré a ver si tengo el pijama puesto o no, comprobaré que no he perdido los pendientes y los anillos, que el móvil está en la mesilla de noche y me levantaré de un respingo a ver dónde narices he dejado el bolso y si al menos llevo la cartera y las llaves.

El mismo domingo estaré zombi perdía, lo pasaré mientras dormito en el sofá y el lunes a las ocho de la mañana estaré en pie para pasear a Café como todos los días (menos el domingo que lo sacará mi madre) y volveré al trabajo.

Chim-pún.

Esta entrada debería se una de esas típicas de repaso del año, con sus fotos, su repaso mensual etc. Pero es que pensándolo bien este año no me ha pasado destacable, o al menos algo que en este momento piense que merezca destacar. Lo de siempre (y ojo que no digo que sea malo), mis viajes, mis cosas, una par de bodas, un puñado de recién nacidos, un entierro, algunas alegrías y algunos (más) malos rollos.

En esta vida lo único que pido es salud y de eso, afortunadamente tanto yo como mis allegados este año tenemos, unos más que otros, pero en líneas generales bien. Con eso me conformo.

Trabajo ya me he hartado de pedir. No para mi, que también, porque hoy estoy aquí pero mañana no lo sé; para mi gente que está en paro y ya no le queda ni paga, y eso es muy penoso. A este año le pedí trabajo para ellos y no me lo ha traído, así que este año no me voy a molestar ¿para qué?.

Así que como titulo esta entrada, para el año nuevo no tengo deseos. Si algo he aprendido en esta vida es que a todo se hace una, a lo bueno y a lo malo.

Por eso no quiero darle más importancia a que hoy sea treinta de diciembre, y que probablemente la próxima entrada que escriba (no creo que mañana publique nada) sea ya en el año Nuevo, porque todo será igual, salvo que cambiaré el calendario de la mesa de la oficina (y archivaré los papeles del año, prepararé los nuevos presupuestos, cambiaré datos y datos y más datos de la base de ídem.... uf! qué agobio me ha entrao!!...)

Eso, que FELIZ FINDE!

Besos!


Pd: Venga va.... ¡Feliz Año Nuevo!

martes, 20 de diciembre de 2011

El otro día conocí al hombre perfecto...

La semana pasada en una reunión de trabajo conocí al hombre al que siempre había idealizado como:

LA PERFECCIÓN PERSONIFICADA

Había hablado con Perfecto (por ponerle un nombre) el día anterior para concertar la reunión, y ya telefónicamente me pareció un tío simpático. Generalmente cuando trato con los clientes no estoy precisamente pendiente de si son más o menos simpáticos, o símplemente tratables, porque lo que voy buscando es que me atiendan, me faciliten los datos que necesito y poco más... También prefiero que la personalidad de mi interlocutor no interfiera a la hora de cerrar un acuerdo, porque si no en algunos casos sería bastante complicado.

Eso sí, después de transcurrido un tiempo y por lo general, con algunos clientes suelo desarrollar una relación bastante más personal que profesional. El tratar mecánicamente a la gente no es lo mío, por lo menos después de conocerla y tratarla casi a diario.

Bueno, que me desvío como casi siempre.

La verdad es que mientras iba de camino a la reunión tenía bastante curiosidad por conocer a Perfecto, cosa que nunca me había pasado con otros clientes. Supongo que debió ser el sexto sentido femenino este que dicen que tenemos, pero si queréis que os sea totalmente sincera, iba casi casi hasta nerviosa.

La puerta del despacho de Perfecto era de cristal biselado, por eso cuando hice la llamada de cortesía no pude verle, pero sí adivinar su silueta detrás de la puerta, la silueta de un tipo alto y delgado.

Al contrario de lo que podría pensar, cuando pasé a ese despacho no me puse nerviosa para nada. Aunque debo reconocer que lo que vi me gustó.

Como os contaba en la entrada anterior, mi complejo de inferioridad siempre me ha hecho ponerme muy nerviosa cuando me he enfrentado a personas que me han gustado-admirado. Y cuando digo nerviosa, es hasta niveles del tartamudeo y el temblor de manos... creo que ya os lo conté hace tiempo en otra entrada.

Pero en este caso al reunirme con Perfecto me sorprendí a mi misma, increíblemente tranquila y con todo el poder e iniciativa en la conversación.

Perfecto, además de alto y delgado, es guapísimo (o lo que yo entiendo como guapo), lleva un corte de pelo ideal, viste perfecto (para mi gusto) y fue mucho más simpático que cuando hablé por teléfono con él, además de gracioso y amable. Si me pongo materialista también podría calificar como "virtud" que Perfecto es economista, habla inglés y también fue comercial.... vendiendo masters. El colmo de mi remate fue cuando me dijo que le gustaba el rock. Y no sé por qué, me soprendí a mi misma mirándole las manos a ver si llevaba anillo.... y no, por supuesto que no lo llevaba. Tenía el despacho revuelto, algo que me da sensación de ser un sitio "trabajado" y cuando entré se mostró sorprendido por mi vista (habíamos quedado el día anterior) y se puso a ordenar papeles y a enseñarme sus notas, como cuando tienes una visita inesperada en casa y te pones a recoger la ropa que tienes por enmedio. La verdad es que ese momento me resultó bastante cómico, no lo voy a negar.

Si esta situación se hubiera producido hace cuatro años, probablemente yo hubiera salido de ese despacho flotando y de la escasa media hora que duró la reunión, me hubieran sobrado veintiocho minutos para enamorarme de ese hombre como una loca. Y lo de loca lo digo casi literalmente, porque mientras fui (más) jovencita, lo mio no eran enamoramientos, eran obsesiones (como la canción jaja)

Pero en vez de eso, cuando me marché, mientras bajaba la escalera que separaba la entreplanta de la calle pensé las siguientes conclusiones:
  • Me ha contado su vida en menos de media hora.... mmmmm...
  • Ha sido taaaaaaaaan simpático conmigo sin conocerme de nada..... mmmmm...
  • Ha tratado de "arrimarse" a mi en la mesa de reunión con excusas baratas..... mmmmm...
  • ¿Se le termina el contrato en apenas un mes y no le van a renovar? mmmm.....
  • Ufffff, este tío tiene que tener un lado muuuy oscuro porque tanta perfección no puede ser real.
¿Sabéis qué?

Desde que he conocido al hombre perfecto desconfío más de la perfección.

Virgencita que me quede como estoy.



lunes, 19 de diciembre de 2011

De bien nacido es ser agradecido

Hoy me he levantado tierna.

Será la Navidad, o quizá las hormonas. Serán más bien las hormonas, porque yo navideña soy poquito, poquito, poquitísimo.

Como hoy quién hablan, o escriben, son las hormonas, siento la necesidad imperiosa de contaros una de (tantas) mis miserias.

Toda la vida he vivido con un tremendo complejo de inferioridad. Me ha costado reconocerlo, pero a mis treinta cumplidos no me ha quedado otra.

Creo, digo creo, que siempre he sido bastante altruista y generosa, o al menos eso me dicen. Pero realmente yo toda la vida he hecho las cosas porque me han salido del alma. Ayudar, aportar, apoyar... todo lo que quizá otras personas han hecho buscando un favor a cambio (que sé de muchas) o directamente se han negado porque sí.

Y no entiendo por qué hay gente que parece eternamente resentida de la vida.

Tampoco entiendo como hay gente que puede ver a alguien en apuros y no intentar ayudar. Aunque suene "falsamente romántico", mi filosofía de vida es ser feliz, siempre y cuando los que me rodean lo estén.

Por lo tanto, independientemente de quién, como y cuando sea; siempre intento que a mi alrededor haya buenas vibraciones y que todo funcione bien.

Y por ese complejo de inferioridad, nunca me he creído merecedora de agradecimientos.

Por eso, cuando alguien de mi familia, algún amigo, cliente o un desconocido me da las gracias... aunque os suene a gilipollez, me emociono. En serio, pero es así.

Y que alguien tenga un detalle conmigo, porque sí, "por lo bien que me tratas", hace que ya directamente se me salten las lágrimas....

Así que hoy desde aquí, quiero dar las gracias a todos los que en algún momento me habéis enviado un mail comentándome que os gusta leer mis paridas, a todos los que me dejáis comentarios y sobre todo hoy a Rodrigo por la postal navideña tan rebonica que me ha enviado por mail y a mi cliente y sin embargo amigo Pedro Levia (sí, a quién publicito porque me da la gana) por el regalo tan chulo que me envió el viernes (siempre que viaje me acordaré de ti).

Feliz comienzo de semana.




martes, 13 de diciembre de 2011

Ya están aquiiiiiiiii..........


LOS SOBRINITOS

David y Lucía son sobrinitos por parte fraterna, osea, de mi hermano, bueno, de su novia.

El "oficial" es Garbancit@, que no tiene ni nombre ni color predeterminado a falta de conocimiento cheschuarrrrlll!!

Sea como fuere, a mi casa entran patuquitos.

Feliz martes.


lunes, 12 de diciembre de 2011

Volver a la normalidad

No llevo un ritmo constante de actualizaciones, ya lo sabéis... Pero hoy, no sé por qué, tenía muchas ganas de publicar algo nuevo.... y como casi siempre, no se me ocurre nada.

Por fin se ha acabado la semana del sí-no. ¡¡Por fín!!

Estaba deseando que terminara, volver a la normalidad.

Porque si hay algo que me toca los coj***s en esta vida, son los festivos. A mi eso de que me trastoquen los horarios... como que no eh?

Juro que esta semana se me ha hecho e-ter-na.

Eso de salir un día, trasnochar, al día siguiente no, beber, comer más de la cuenta, trabajar y no hacer ejercicio todo revuelto en la misma semana me desgasta mucho. Me agoto.

O será que ya venía agotada de antes... Así estoy, que ayer domingo estuve todo el santo día literalmente durmiendo. Vamos, que al mediodía si me descuido meto la cara en el plato de gachas.

Tantas emociones en tan poco tiempo me estresa mucho... qué le voy a hacer. Pero es que soy capaz de cambiar de ánimo en microsegundos.

El sábado me fui a la pelu. Ahora ni llevo flequillo, ni soy pelirroja. Y salí contentísima porque me veía monísima. Por la noche iba de cena y estaba felicisisisisisima porque por fin iba a estrenar mi falda nueva.

Al día siguiente cuando vi las fotos, sólo podía ver una morcilla de burgos con cara de pan. ¿¿Y como he dado lugar a ponerme taaaaan gorda??? Inmediatamente volví a meter en su bolsa el puñado de cacahuetes que me estaba zampando.

Qué vergüenza.... para lo que he sido y en lo que me he quedado... Para colmo, un conocido que fue a la misma cena que yo me preguntó que si yo era la que había parido hace unos días... (tras ver en el feisbú de mi hermano que había sido tío -por parte de novia-) Cómo me vería....

Me fui al baño y en el espejo sólo veía una morcilla con melena de pantoja, exceso de colorete y exceso de pintalabios.

Y me pedí otro cubalibre a ver si se me pasaba el disgusto.

Menos mal que hoy hemos vuelto a la normalidad.

Nada de alcohol hasta al menos el fin de semana, nada de picoteo ni excesos, volver a mis paseos matutinos, a mi aeróbic... aunque tampoco creo que sirva de mucho.

¿Alguna vez habéis tenido la sensación de haberlo hecho ya todo en la vida?

Feliz comienzo de semana.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Los chupetes me persiguen

No voy a volver a repetir lo de mi nulo instinto maternal, que si no me gustan los niños y que si tal, que si cual y si Pascual.... porque reconozco que me pongo un poco (bastante) (muy) pesada.

Pero si es que los chupetes me persiguen.

Es que me siento a tomar café con mis amigas y parece que estoy delante de un escaparate de Prenatal una tienda de bebés.

Tengo de todo: desde el primero que nació que ya nos deleita con pedorretas, palmitas y demás monerías, pasando por el que nació hace un par de semanas, hasta el que aún reposa plácidamente en el vientre de su correspondiente portadora hasta dentro de un par de meses que le tocará asomar la cabeza a este mundo.

Y si no quería caldo, me dan dos tazas...

¿Por qué? Pues porque ahora, además de todo eso...

VOY A SER TATA
(tía, tita, chacha, canguro los fines de semana)

AINSSSSS!!!

Mi hermanica tiene la culpa...
Feliz fin de semana!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Chaquetera por un día

Cuando una no está acostumbrada a estas cosas, resulta complicadísimo empezar a escribir una entrada publicitaria.

No lo voy a negar ni necesito ningún código de confianza. Hoy me cambio la chaqueta y aprovecho este medio para mostraros la web de un buen cliente y amigo.

(dejo el enlace también aquí al lado)

Os confieso que el día que me dijo que había descubierto mi blog, me tiré al suelo y me hice la muerta. Y es que después de más de cuatro años que ando por aquí soltando paridas, creo que todavía no soy consciente de que cualquier persona las puede leer.

Cualquier persona, incluidos familiares, amigos, clientes y hasta la vecina que me cae como el culo.... 

El día que Pedro me sugirió que le "dedicara" una entrada, lo primero que le dije es que si se creía que gracias a mi se iba a hacer rico iba listo... jajaja! Pero como resulta que, por casualidad, masoquismo o por lo que sea pasa por aquí más gente de la que imaginaba, tampoco me cuesta nada poneros el enlace a su web para que le hagáis una visitilla. 

Lo mismo hasta os soluciono algún regalo de Reyes y todo oyesss!!

AINSSS.... creo que esto de ser comercial de profesión me está afectando demasiado a la neurona...

Creo que en entradas sucesivas reflexionaré superprofundamente sobre mi volubilidad de pensamiento.

Feliz miércoles.


Pd: Quisiera reseñar y dejar bien claro y en negrita que NO ME HAN PAGADO ni en efectivo, ni en especie, ni siquiera en besos y abrazos. Lo hago por gusto, pura y duramente, porque les conozco personalmente. En el caso que sacara algún beneficio, sería laboral, no personal.


jueves, 1 de diciembre de 2011

Momento maleni


Como hay poquitas cosas de las que puedo presumir, aprovecho que este es mi blog y publico lo que quiero, ¿valeee? (eso ha sonado más bien choni) para presumir de espejo de sol total y absolutamente vintách herencia del abuelo de mi Lobo.




Eso que se ve detrás del flash soy yo, para redondear el momento maleni con un posado casual at home, como Dior manda.

Feliz jueves.


Pd: Las hojitas que se aprecian debajo del espejo son de mi bambú. Efectivamente, como buena maleni también tengo un bambú.